Diseñar para un Startup

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No es un gran descubrimiento ni revelación el decir que, cuando trabajamos para un emprendimiento o startup, hacemos de todo, literalmente de todo…

Desde mover muebles hasta hacerme cargo de proyectos que de diseño no tienen nada, la verdad lo hago feliz. He trabajado en empresas más grandes o más tradicionales, y estar confinado a sentarse detrás de un escritorio es repetitivo, un trabajo muy plano, donde hay poco espacio para aprender…

En el real sentido de la palabra, “aprehender”, tiene que ver con el asimilar nuevas experiencias y conocimientos a través de la práctica y que escapan a nuestra área de expertise. Este artículo tiene más que ver con la disciplina del Diseño, y el cómo influye un diseñador en un emprendimiento.

Cuando un diseñador entra a trabajar en una startup, generalmente lo hace de manera freelance para diseñar la página Web, el logotipo, la aplicación, o el video-pitch del proyecto. Debido a la escasez de fondos de las empresas en etapa temprana, que no pagar un diseñador fulltime ni partime, el diseñador hace el trabajo para lo que se le contrató, haciendo pocos e irrelevantes aportes para aumentar, desarrollar y/o modificar la oferta de valor, experiencia de marca ni de usuario.

Una historia a modo de ejemplo

Supongamos el caso de un emprendedor que ha desarrollado un producto, digamos un snack saludable. El emprendedor tiene desarrollado el producto, la cadena de distribución, tiene las mejores materias primas y todo lo necesario para tener un producto de primer nivel y orientado al éxito.

Entonces llama al “primo-del-amigo-del-compañero-del-hermano-chico” para que “le diseñe el loguito” para la empresa. Entonces el diseñador se junta con él y le hace las preguntas básicas que hay que hacer para entender qué es lo que quiere el emprendedor para su producto, “Quiero algo moderno pero clásico, que comunique energía y blablabla…”.

Posteriormente, tras haber acordado un precio por el servicio, el diseñador entrega una propuesta que, cambios más cambios menos, termina siendo el logotipo oficial y la marca del producto. El emprendedor, muy contento con el resultado, diseña un packaging para el snack.

Entusiasmado con su producto, el emprendedor hace un evento de lanzamiento y comienza a distribuir su producto en diversas cadenas de supermercados y almacenes de la cuidad, e incluso acuerda con un almacén internacional exportar su producto.

Al pasar de las semanas va a los supermercados y se da cuenta de que su producto no ha cumplido las metas y expectativas de venta. Por lo que, en un amague de “Marketing” toma un par de bolsas y las hecha al carro, para que quienes están en el pasillo, lo vean comprando el producto e imiten sus actos. Cuando llega a su casa abre el paquete y se da cuenta que su snack está añejo, ha perdido parte del sabor y sus propiedades que lo hacían tan único.

¿Por qué creen que sucede esto? Algunos dirán que es un problema de producción, las bolsas no quedaron bien selladas, o quizás esa producción en particular tuvo un problema. La verdad va mucho más allá.

La realidad detrás del fracaso

El diseño no es sólo un logotipo, un video, o una página web. La experiencia de un producto también se diseña, esto se hace a través de una serie de metodologías (que no es necesario ser diseñador para aplicarlas), que un diseñador bien conoce y sabe aplicar, que son naturales al trabajo de diseño, que son naturales a las personas.

La experiencia del usuario empieza cuando el “shopper” se acerca a la góndola, desde que ve o deja de ver un producto que llame la atención, lo coloca en el carro del supermercado o almacén, lo lleva a su casa y come, hasta que bota el paquete y va por más. La experiencia del usuario está marcada por cada una de las fases en las que este interactúa con un producto o servicio, y toda esa cadena de eventos está o debiese ser diseñada por una persona o un conjunto de ellas.

No es accidente que el Snack de nuestro ejemplo no se venda, desde el logotipo que fue hecho con la mejor de las intenciones pero con el peor de los procesos, hasta la línea de producción que no se preocupo de utilizar un packaging que fuera atractivo y mantuviera las propiedades del producto.

Un diseñador puede aportar a esto y mucho más, pero tiene que ver con las metodologías y no con exclusivamente con el talento que este tenga.

Conclusión

No digo que sea necesario emplear a un diseñador desde la etapa 0 de un emprendimiento, pero sí existen mecanismos para involucrar procesos de diseño o diseñadores desde etapas tempranas. Existen plataformas de Crowdsourcing, se puede contratar a un Freelancer, hacer un partnership con una agencia, o contratar a alguien de planta no a cambio de dinero, sino que algún porcentaje de participación.

Lo más importante es encontrar a la persona adecuada, y utilizar los procesos adecuados. Busca a alguien con la experiencia suficiente, pero que no sea un Jonathan Ive, ni un Stefan Sagmeister, sino alguien comprometido, hambriento en lo profesional y con mucho que aportar, pero por sobre todo, con ganas de aprehender.

 

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Crescente Rengifo

Hola, soy Diseñador Digital de la UDD, Actualmente trabajo como Director de Diseño en Broota.com.

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