La importancia de la movilidad colaborativa en momentos de crisis
Con la caída del metro, gran cordón de apoyo para el buen funcionamiento del sistema de transporte público convencional, con mayor fuerza suena la necesidad de construir un espacio, una ciudad con una articulación eficiente y compartida en términos de medios de transporte.
Tras un análisis básico de la necesidad de contar con urbes más inteligentes en Latino América, surge la duda sobre la veracidad de la causa de generar “Ciudades Inteligentes”, pero al tener acontecimientos como el del viernes 14 de noviembre donde unas 500 mil personas quedaron sin posibilidad de movilizarse de forma “normal”, vuelve a aparecer el tema en la opinión pública y nuevamente miramos hacia el norte como buscando una solución a una problemática que va aumentando cada año.
En 2007 las Naciones Unidas nos dieron el notición, pues la mayoría de la población del mundo dejó de ser rural y pasó a ser urbana. Lo que marcó la pauta para que este siglo XXI posicione a las ciudades como las reinas de lo que llamamos: desarrollo. Éste deberá de incluir varios cambios en las mismas, para que como humanidad podamos seguir disfrutando de nuestro día a día, como efectivamente queremos que ocurra: de manera sustentable, comunitaria y colaborativa.
Para 2050 se espera que el 70% de la población mundial viva en ciudades. Las ciudades, se están convirtiendo en lo que conocemos de nuestro mundo, en nuestro lugar común.
Por lo mismo, las ciudades hoy son nuestro espacio. Es allí donde convivimos generamos comunidad –una comunidad que en muchas partes supera con creces las miles de miles de personas y pasan a ser millones (hoy en Europa hay 35 ciudades con ese número de habitantes).
Por lo mismo, el déficit en transporte público que hoy tiene Santiago de Chile no es un problema menor, ni menos fácil de solucionar. No las radios, periódicos y blogs han sido el espacio en donde la misma comunidad ha vuelto a levantar una crítica profunda a un sistema que sigue conteniendo fallas y que en momentos de urgencia no consigue apaliar el daño con otros medios de movilidad que no sean los convencionales. Es así como la verdadera respuesta debería de estar en genera complementos que se integren a lo ya existente y no complementos que compitan con lo que por años se ha venido construyendo.
He aquí que vale la pena mirar al norte y ver los ejemplos de ciudades españolas o simplemente de estrategias que se han llevado en Alemania para convertir la movilidad entre las personas en un aspecto fundamental de la base de una ciudad inteligente y no un agregado más a la serie de listas de pendientes de los alcaldes de aquellas localidades.
Pero he aquí también, cuando llega nuestro momento. El momento de Latino América para que juntos comencemos a generar nuevas formas de viaje, lideradas por herramientas construidas por nosotros mismos o por nuestros pares, pero que entiendan al Latino Americano como tal, que sean lideradas por latinos y que tengan un aspecto local potente. Pues, sólo así seremos nosotros quienes lideraremos estos cambios, solucionemos nuestros problemas y podamos sentirnos orgullosos de lo alcanzado.