Imagen del Big Three | Foto: www.espn.go.com

Las “startups” que le están quitando el poderío al Big Three del tenis mundial

Hace algunos días se vivió una nueva final del Abierto de Roma, probablemente el segundo torneo de tenis más importante en polvo de ladrillo después de Roland Garros. Lo llamativo de esta definición, es que por primera vez en casi 20 años, no llegó a esta instancia definitoria ni Federer ni Nadal ni Djokovic. Algo está cambiando, aunque no lo queramos ver. 

La última vez en que no estuvo presente al menos un jugador del denominado Big Three, fue cuando el español Carlos Moyá venció al argentino David Nalbandián en 2004. De ahí en adelante, la final siempre la protagonizó al menos uno de los tres icónicos tenistas… hasta este 2023, que enfrentó al danés Holger Rune (7) y al ruso Daniil Medvedev (3).

El torneo lo ganó el moscovita, pero más allá del título, no deja de llamar la atención que el tiempo pasa y que nada es para siempre. Roger se retiró, Rafa sigue entre algodones (a tal nivel, que se perderá su torneo emblema: Roland Garros) y a Nole ya lo hemos visto sufrir ante la rapidez, agilidad y flexibilidad, cualidades que le sobran a los Carlos Alcaraz (el número uno más joven de la historia), el propio Rune (quien también suma hitos en su corta historia), Medvedev (quien ya estuvo en el número 1 del ránking ATP)… y que seguro también al italiano Jannik Sinner.

Carlos Alcaraz (ESP)

Holger Rune (DIN)

Danill Medvedev (RUS)

¿Pero qué tiene que ver el Big Three con el ecosistema startupero?

Si hablamos metafóricamente, suelo pensar que la nueva ola del tenis es lo que representan las startups emergentes en el mercado tradicional. Vienen a desafiar a los grandes, a quitarles terreno con ímpetu y otras virtudes que suelen ir perdiendo las empresas más clásicas (o tradicionales) por distintos motivos que no profundizaré.

¿Cuántas veces hemos escuchado que en el mercado nacional —históricamente dominado por tres grandes actores— como el retail, las farmacias, las telco, etc, quedarían atrás por no ser ágiles, flexibles y rápidas ante los cambios? Muchas veces. Hoy podemos ver que las startups sí son rápidas por naturaleza, sí son ágiles, sí son flexibles y muchas, además, le agregan una impronta medioambiental a su propósito, quitándole día a día un espacio a las compañías “tradicionales”. A nivel mundial es inevitable mirar el veloz espacio que ha ganado AirBnb en hotelería, Uber en el mercado del transporte y Canva en el diseño gráfico, solo por nombrar algunas.

Esta nueva generación de startups —o tenistas, para mantener la metáfora— le está compitiendo y quitando terreno (clientes) a las grandes empresas que dominaron por mucho tiempo nuestra economía. Están ganando adhesión por las cualidades mencionadas anteriormente y porque hoy la gente también quiere ser partícipe directo de las empresas del mañana. 

“Las personas que están lo suficientemente locas como para pensar que pueden cambiar el mundo son las que lo cambian”, lo dijo Steve Jobs… y así lo han hecho algunos founders de startups y, por supuesto, la nueva ola de tenistas.

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